21 de noviembre de 2010

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El niño de las pinturas


Granada, esa ciudad de embrujo, de colosal patrimonio histórico-artístico, tiene la suerte de contar entre sus ciudadanos con un artista urbano espectacular. Raúl, también conocido como Sex, y sobretodo como "el niño de las pinturas" es un grafitero que desarrolla su obra sobre las paredes de la capital nazarí, con un sello personal muy marcado y con una factura, a mi modo de ver, fascinante.






Su estética tan personal, la combinación del dibujo y de la letra artística, la profundidad psicológica de los rostros, sus evocadores mensajes, la música, el compromiso social... son algunas de sus señas de identidad más marcadas. 


Es insultante su facilidad para convertir en belleza una casa ruinosa, un muro en una de las numerosas cuestas granadinas, un escaparate.

Una maravillosa sorpresa descubrir a este artista en mi última visita, este verano, a la ciudad del Darro. No tiene la fama ni la repercusión de Banksy, pero somos muchas las personas que quedamos fascinados con sus pinturas. 






Quería preguntaros vuestra posición frente al tema de los graffitis urbanos. ¿Se deben perseguir institucionalmente? ¿Se deben permitir? y si es afirmativa la respuesta, ¿en qué casos? ¿Se pueden fomentar y subvencionar?

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7 comentarios:

  1. A mí en general me gustan, aunque lamentablemente hay mucha gamberrada que se suele colar entre ellos.
    Pienso que debería estar regulado, por otra parte, porque si yo no quiero que nadie pinte en mi fachada, ni aunque sea un Picasso, debería tener derecho a que se respetase mi voluntad. Pero quedan muchos espacios para que los grafiteros puedan volcar su creatividad.
    Este que nos muestra es un ejemplo de que se pueden encontrar verdaderos artistas dentro de ellos.

    Feliz tarde

    Bisous

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  2. Suscribo todo lo que dice, milady. Si un ayuntamiento lo regula y cede espacios para volcar este arte, concursos previos para estampar en alguna pared disponible... sería genial. Es una manifestación ciudadana dentro de la cultura común, pero los grafiteros deberían ser respetuosos también a la hora de elegir sus "lienzos" (aunque el componente gamberro está muy arraigado en su conciencia de grupo).

    Nuevo vestuario con colores muy vivos, señora. Ya había reparado en ello pero no había hecho mención.

    Un beso y feliz tarde de domingo.

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  3. Si estoy de acuerdo con vosotros, me jo...los grafiteros que ensucian y no decoran. Si debería regularse de alguna forma, aunque entonces puede que perdiera su esencia.

    Saludos.

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  4. ¡Esa es la clave Carlos! Proponemos domesticar un arte que se basa en la rebeldía, en dirección contraria al sistema.

    Yo he visto barrios en los que se ha permitido y fomentado la creación de grafittis y son los más respetados por los espontáneos de las firmas.

    Gracias por tu visita Carlos, un saludo.

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  5. Buenas, Daviblio, magnífica entrada, tanto como las obras de este graffitero; primeramente tengo que alabar a este muchacho, Raúl es todo un artista urbano, sus trabajos son admirables. Si a mí me dejaran esos sprays para pintar un muro tan grande haría una chapuza muy parecida a que hice la primera vez que los usé, supongo que todo es cuestión de práctica porque el segundo trabajo que realicé fue un stencil para una camiseta y me quedó mejor de lo que esperaba. Por propia experiencia no le subestimo, pintar en superficies de esas dimensiones es costoso y complicado.

    En cuanto a las preguntas que planteas, considero que se debería perseguir como cualquier otro delito si los dueños de sus locales o viviendas no lo consienten, como bien dice la Dame Masquée, da igual que fuese este prodigio o cualquier gamberro sin ninguna concepción artística; igualmente, el ayuntamiento o institución encargada de cada municipio está en su derecho de penalizar a los graffiteros si “decoran” elementos urbanos a su antojo. Se debería permitir y, por supuesto, fomentar, siempre y cuando la ley regule y estipule una serie de normas y permisos; si los graffiteros tuviesen algún tipo de licencia o acreditación para poder pintar sobre las superficies permitidas yo no vería ninguna desventaja, al contrario, sería una forma legal de expresar el arte libremente para que llegue a todos esta cultura tan castigada, con mala reputación y con un concepto equivocado a causa de cuatro payasos que hacen garabatos con un bote de spray y lo denominan graffiti.
    Respecto a esa rebeldía que los caracteriza, puede ser que se perdiese, pero si un graffitero es bueno su arte puede soportar la imposición de esas fronteras.

    Por cierto, un dato curioso, muchos pensamos que esto de los graffitis es algo del siglo XX, muy de moda en nuestra era, pero en la Roma anterior a Cristo ya existía este concepto, se representaban dibujos o textos improvisados en los muros de cualquier vivienda y muchas veces con la intención de divulgar rumores o las noticias de la época.
    Un beso.

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  6. Buena argumentación Fátima, como de costumbre.

    A lo que me refiero es que a lo mejor perdería esencia el movimiento grafitero, por su posición histórica de contracultura o antisistema. Lo que está claro es que gracias a los buenos artistas existentes, la concepción social respecto a esta manifestación está cambiando, valorando sus obras como enriquecedoras en algunos contextos urbanos.

    Podríamos decir que está madurando, consolidándose. Personalmente, me gusta para lugares concretos, creo tienen mayor significado en un túnel de peatones que conduce a un barrio obrero, que en un escaparate de una gran avenida.

    Magnífica anécdota histórica, algo había oído hace años...

    Un beso, Fátima.

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  7. Daviblio, tienes muchsima razón. Yo creo que ya que es un movimiento que surgió en las calles y paredes de todos lados debería seguir así, porque no deja de formar parte d la cultura de un país, y aunque a la gente no le guste va a tener que aguantarse. El arte callejero es el mejor, encuentras las mejores obras de arte sin pagar entrada ni nada, solo paseando, y eso vale mucho.

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Pesa las opiniones, no las cuentes.