Es la primera vez en mi vida, que recuerde, que salgo de tiendas coincidiendo con las primeras horas del día de rebajas. El sector textil y calzado es una potente industria en España (para muestra un botón de Zara -Inditex-). Mi opinión es que tuvo un boom impresionante en los años previos a "la Gran Crisis" (así he querido denominar a la actual, sí, esa en la que estamos inmersos, ahogados, precipitados al fondo que parece no llegar).
La capacidad para generar ropa en las fábricas semiesclavistas en Oriente (y tanto que los Reyes Magos vienen de allí, son esos que trabajan 14 horas o más para sobrevivir) es bestial y los costes de producción muy reducidos. Ahora bien, el producto final siempre viene encarecido lo más posible, gracias al libre juego de la oferta y la demanda, el renombre y la publicidad de las marcas. Las necesidades creadas por el sistema capitalista hacen el resto.
Pero paso a la vivencia personal del día de hoy, o lo que es lo mismo, ser partícipe de la fiesta por antonomasia del consumismo, que lo queramos aceptar o no, está implantado en nuestra mente.
Puedo comenzar por calificar de "agravante" el hecho de que hayan caído en sábado. Todo comenzó ayer, el día de Reyes, el otro día boom para demostrarnos unos a otros que realmente somos fieles devotos del consumo voraz, pero claro, nos encanta regalar y dicho sea de paso... que nos regalen.
Yo siempre tengo más regalos de los que creo merecer y suelen provenir de pocas personas. Después de una comida festiva, nos disponemos a intercambiar regalos. Siempre hay sorpresas, risa y alguna lágrima y/o momento emotivo. Tenemos todo el año para tener detalles con las personas, pero preferimos cumplir en una fecha señalada (así de simples somos). Una vez pasado el día, que coincide con el final de las Navidades, esas vacaciones que son el conjunto primario de las fiestas del derroche, siempre sientes una sensación de alivio. Las burbujas se van de la atmósfera y te quedas con la cruda niebla-realidad. Pero alguien intenta que no salgas de las redes del capital... - Oye, ¿no sabes que las rebajas comienzan a las 00:00 en las tiendas online? Intentas entrar en la web de Zara y está colapsada. Simplemente era para ver el precio de una prenda que te han regalado y te queda mal. Después de unos minutos entras y te alegras de ver el precio rebajado. Mañana no será otro día, será el primer día de rebajas.
Te levantas temprano para ser el día de Saturno, compruebas que hace un frío que pela, podría ser peor (un aguacero, un huracán...), recomiendan ver la vida con el vaso medio lleno. Decides si ir en moto o en coche, optas por pasar frío en la moto, siendo previsor antes los presumibles atascos. (...)
Me estoy extendiendo demasiado, tanto como las colas kilométricas que se vislumbran ya desde fuera de los comercios, son la segunda creación humana visible desde el espacio. Cual muralla china, te cuesta pasar esas barreras. El tráfico peatonal no tiene nada que envidiar al rodado en Delhi (valga el nombre de cualquier gran urbe en "vías de desarrollo"), codazos, malas miradas, adelantamientos peligrosos, pisotones, choques... podría ser un programa de Humor Amarillo, pero en la comparación los asiáticos dejarían de resultarnos tan frikis como pensábamos. En las cajas se junta la gente que va expresamente a las rebajas (el grupo más numeroso pero menos asumido), con otros que van a cambiar sus regalos (una minoría) y algún especimen masoca que va a comprar ropa de temporada por primera vez en mucho tiempo (hay gente para todo).
Siempre te encuentras con gente conocida que huye de reconocer cualquier vinculación con las rebajas, expresando que va a acompañar a alguien (es muy lógico levantarse a las 10 a.m. de un sábado para acompañar a una amiga que quiere ir de tiendas), o por otras circunstancias extrañas (le han abducido, tiene alergia a la soledad...) ¿Es tan dífícil reconocer que nos gusta ahorrar unos eurillos, que cogemos cualquier cosa que tenga un número de dos cifras que preceden al símbolo porcentual (%) y otras miserias humanas? Te dicen siempre que es al primer sitio que entran y que están deseando irse a casa, que no piensan esperar esas largas colas...
Compruebas la tontería que se sube a la cabeza de las personas afectadas de pijerío, transformando a su marido Juan Carlos, ese muchachote fornido de barrio, en un pijisonante "juancar", del dialecto chabeliano.
Si eres chico te toca sufrir la carga de bolsas, las larga esperas en las colas, decir que todo está genial y tener buena cara, porque de lo contrario vas de mala gana. Para más inri vas por la calle y te asalta una periodista del periódico local. Te entra esa misma prisa repentina excusante, que cuando ves un chaleco de fidelizador de ONGs.
Ya concluyo, ¿os ha parecido extenso? En todo este tiempo podría haber recorrido tres pasos esta mañana.
Sirvan estos grafittis de nota humorística y ácida, encabezando y finalizando la presente entrada. Son del genial artista Banksy.
Feliz cuesta de Enero e incumplimiento de propósitos de Año Nuevo.