"Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilamente al sepulcro". Simón Bolívar, nueve días antes de morir.
El general en su laberinto es la radiografía del desvanecimiento de un sueño, un viaje al ostracismo, el ocaso de uno de los personajes más importantes de la Historia. El trayecto fue entre la agonía física, el tormento y la amargura del fracaso de unos ideales que defendió, de una manera quijotesca, hasta su último día.
Nos imaginamos que pudo preguntarse en, ese, su último viaje... Y todo, ¿para qué?
Un general romántico e ilustrado, mujeriego y pasional, pragmático e idealista. El Libertador, da bandazos entre momentos de lucidez, y otros de la más desfasada extravagancia mental, situaciones de claudicación y acatamiento de su situación real, contrastadas con otras de rabia y de soberbia, recordando su gran poder personal en el pasado. Es el retrato, que de Simón Bolívar, nos muestra de una manera muy penetrante Gabriel García Márquez. Conformando un personaje contradictorio, inmerso en un laberinto del que ya no tendría salida. Ni las esperanzas de sus personajes de confianza, ni sus últimos coletazos vitales podrían parar ya ese viaje sin retorno a la muerte de su cuerpo, y, a otra todavía peor, la de su sueño panamericano.
Un libro que duele leer, que te hace reflexionar sobre la vida y condición humana, logrando que comprendas a alguien tan distinto y tan lejano, consiguiendo humanizar a un tipo de personaje que suele ser divinizado o demonizado, pero que tuvo un viaje, tan difícil y complicado como el de todos, el de vivir.
No sé si recomendaría su lectura, es un gran libro, pero no es apropiado para cualquier momento y para cualquier lector. Lo que menos me ha gustado es el lujo de detalles, (nombres de personajes y lugares) y lo que más el esfuerzo del autor por llegar al fondo del laberinto, del cerebro y corazón, de Simón Bolívar, logrando dibujar una personalidad que genera simpatía y rechazo al mismo tiempo. Me ha gustado la explicación del proceso de gestación del libro, inserta en la parte final en el epílogo de "Gratitudes". Da cuenta del enorme de trabajo que le supuso al autor documentarse, y la indispensable colaboración de otras personas para un resultado final satisfactorio.
"Por último, Antonio Bolívar Goyanes —pariente oblicuo del protagonista y tal vez el último tipógrafo al buen modo antiguo que va quedando en México— tuvo la bondad de revisar conmigo los originales, en una cacería milimétrica de contrasentidos, repeticiones, inconsecuencias, errores y erratas, y en un escrutinio encarnizado del lenguaje y la ortografía, hasta agotar siete versiones.
Fue así como sorprendimos con las manos en la masa a un militar que ganaba batallas antes de nacer, una viuda que se fue a Europa con su amado esposo, y un almuerzo íntimo de Bolívar y Sucre en Bogotá, mientras uno de ellos se encontraba en Caracas y el otro en Quito. Sin embargo, no estoy muy seguro de que deba agradecer estas dos ayudas finales, pues me parece que semejantes disparates habrían puesto unas gotas de humor involuntario —y tal vez deseable— en el horror de este libro."