Tuve un compañero epiléptico en el colegio. Era uno de esos niños diferentes que producen una especie de lástima en el resto de compañeros. Su carácter era abierto y nada receloso, era un chaval fenomenal. No sé si lo pasaba mal internamente o si era consciente de la mirada de pena de los demás. Sus marcas y cicatrices en la cabeza no dejaban disimular su aparente normalidad. Charlando con compañeros me enteré de que otros años había sufrido convulsiones estando en clase y que lo más importante era ponerle algo en la boca, porque en las crisis era posible que se mordiera la lengua y se la arrancara. Nos aterrorizaba que pudiera pasarle estando presentes. Pero ese día llegó: un recreo como cualquier otro, estábamos jugando al fútbol en el escaso trozo de patio que nos dejaban los mayores, cerca del campo de futbito reservado para ellos, con nuestras porterías formadas por dos jerséis, de alguno de nosotros, cada una. M. siempre era portero, de repente empezó a hacer movimientos extraños y alguien se percató, todos corrimos hacia él y en nuestras cabezas había una sola cosa, ¡qué no se arranque la lengua! Uno de los niños más equipados (porque no era usual) sacó un paquete de pañuelos del bolsillo y otro, uno de los valientes, se lo introdujo en la boca. Mientras tanto otros corríamos a avisar a la profesora encargada del recreo aquella mañana, otros al conserje, otros al director... Acelerados y angustiados, la sensación que, creo, todos teníamos es que se iba a morir. Cuando llegó la ambulancia, los espasmos habían remitido, parecía estar aturdido, confundido, pero fuera de peligro.
Se llevaron a M. Faltó unos días a clase. La tutora nos dijo que estaba bien, que pronto le veríamos. Ese día llegó muy pronto, en una semana apareció por la puerta y nos emocionamos mucho, aun recuerdo la sonora ovación mezcla de aplausos, gritos de júbilo y golpes en la mesa. Toda nuestra atención ese día recayó en nuestro héroe, en nuestro compañero.
Allá dónde estés... descansa en paz.
Os dejo con un extracto de la pieza Nocturne del insigne epiléptico Frédéric Chopin. Música celestial para relajar nuestras convulsiones diarias.
No he presenciado nunca estoo ataques ni me toca de cerca, pero me ha encantado tu relato sobre tu compañero. Respetuoso y con cariño.
ResponderEliminarUn besazo, David!
Una enfermedad muy dura, aunque cualquier enfermedad lo es.
ResponderEliminarA veces no nos damos cuenta de lo afortunados que somos.
Seguramente le hicisteis muy feliz ese día, porque lo más importante es sentirte integrado, ser uno más.
Vivi una situación muy parecida a la que cuentas, sólo que a ella no la dejaron volver al cole, es increible pero entonces aún existía miedo a estar cerca de un epileptico. Afortunadamente las cosas, algunas cosas cambian.
ResponderEliminar¡Maravilloso Chopin!
besos.
En mi colegio pasó algo parecido, pero no recuerdo muy bien los detalles. Era muy pequeña. Me ha emocionado mucho la sensabilidad con la que cuentas este recuerdo.
ResponderEliminarUn beso.
Las cosas han cambiado mucho, mi abuela era epileptica y no lo sabian decian que eran ataques al corazón y la pobre mujer tiraba espuma por la boca y todo. Ya cuando era casi una anciana un medico le dijo que de corazón nada, pero habia pasado toda la vida asi. Uno de mis hermanos tuvo epilepsia de pequeño y a los 4 años desaparecio, es muy comun esto, en cambio a mi otro hermano se la han diagnosticado pasado los 30. Hay un factor hereditario. Y con medicación y una vida tranquila, evitando alcohol y durmiendo sus horas pueden llevar una vida normal. ¿Por cierto te das cuenta de que cuando haces un post de enfermedades te digo que en mi familia hay un caso? que familia tengo!!! se podria hacer un programa entero de Saber vivir con todos nosotros, jajajajaja
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Carmen. Así lo recuerdo, con respeto y cariño. En el colegio aprendes más con estas cosas que con los objetivos, contenidos, métodos y criterios de evaluación. Una profesora como tú, podrá corroborarlo, jaajaj.
ResponderEliminarUn beso discente!
Menos mal que al menos en esta enfermedad se ha avanzado, Bea. Presenciar una crisis de ese tipo (y ya no te digo padecerla) no es nada gratificante. Estas vivencias son las que deben convertirnos en mejores personas y en estimar la necesidad de ayudar al prójimo.
ResponderEliminarUn beso Bei!
Gracias Noe por tu comentario y bienvenida a esta humilde morada.
ResponderEliminarHablas de integración y comparto contigo que es la clave, pero todos sabemos que los chavales pueden ser muy crueles. Muchos esfuerzos del profesorado deben ir por este camino. Conseguir una escuela inclusiva y solidaria. Qué refuerce y no sancione las diferencias, comprensiva y humana. Se trata de formar buenas personas antes que buenos estudiantes.
Gracias, de nuevo, por pasarte, un saludo!
Maravilloso Chopin. Esta pieza a todo volumen en la peli "El pianista" me conmueve.
ResponderEliminarYo acabaría tu frase Ely... afortunadamente algunas cosas cambian... ¡para bien! Porque todas cambian, pero generalmente en sentido contrario, ajajaj.
Un beso!
bichillo, siento que sepas tanto de enfermedades, fundamentalmente porque es un conocimiento basado en la experiencia. En sentido positivo decir que admiro tu capacidad para sobreponerte a todos esas enfermedades familiares. Otr@s en tu caso, se taparían con una manta la cabeza y se lamentarían perpetuamente de su mala suerte. Sigues luchando y viviendo, que viene a ser lo mismo.
ResponderEliminarCada día me doy más cuenta de que eres una heroína, y por eso entiendo que tu marido se haya enganchado ;)
Un besazo!
Dorito te he saltado, espero me disculpes, ha sido sin querer. Me hace ilusión que hayas conectado emocionalmente con mi historia.
ResponderEliminarRemember Kisses!
Llego tan tarde que seguro que ya es el día mundial de alguna otra cosa...me voy con la imagen de un héroe atento al balón bajo el larguero imaginario de una portería delimitada por dos jerseys...
ResponderEliminarUn beso
Es terrible crecer con una enfermedad de ese tipo, siempre temiendo que en cualquier momento puedas sufrir un ataque. Pero a la vez es prodigiosa la capacidad de superación que adquieren esas personas para poder convivir día a día ella y hacer su vida de la forma más normal posible. El final de tu post me deja un tanto desconcertada: ¿descansa en paz?
ResponderEliminarMaravillosa la pieza de Chopin.
Un recuerdo tierno, y vemos que también una pérdida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Me ha parecido realmente emotivo tu recuerdo y la forma de transmitirlo, experiencias así son difíciles de borrar de la memoria, yo tuve una vivencia traumática también con un compañero de clase al cual le atropelló un coche prácticamente a la entrada del cole, sé que no es lo mismo, pero cuando has contado la situación de la vuelta a clase me ha recordado muchísimo a mi infancia y al día que este chico volvió a clase tras estar hospitalizado, también lo celebramos y le dimos todo nuestro cariño y hasta regalos.
ResponderEliminarVolviendo al tema de la epilepsia, afortunadamente la medicina ha avanzado mucho en los últimos años y cada vez los medicamentos son más efectivos para esta enfermedad que se puede presentar en cualquier grado.
Una chica que conozco, que es como una más de mi familia, sufría frecuentes ataques epilépticos de pequeña, con el tiempo y la medicación adecuada se ha curado, le suelen hacer controles del sueño y todo eso, pero no toma Depakine desde los 14 años y ahora va a cumplir 19 y está estupenda.
¡Un besazo, Daviblio, y gracias por dedicarle una estrada como esta a la epilepsia!
Alma, me gusta que te hayas quedado con el detalle de la portería imaginaria de jerseys. Es tan representativa de esos años añorados. Lo de menos era el día mundial. Lo realmente importante era recordar a ese compañero y las vivencias anexas.
ResponderEliminarUn beso!
Edurne, M. falleció. Lo que parece es lo que es. Al contrario de lo habitual.
ResponderEliminarGenial Chopin sin duda, un beso!
Gracias por lo de tierno, gariteras.
ResponderEliminarUn beso!
Gracias Fátima. Me alegra que te haya transmitido emotividad mi entrada.
ResponderEliminarEspero que tu "familiar" pueda llevar una vida de lo más normal y viva muchos años dentro de la mayor normalidad posible.
Un beso!
Buenas,soy epiléptica ! en la historia, lo entiendo todo, me parece muy bonita la parte en la que todos lo aceptaron aplaudieron y supieron aceptarlo! porque ni hoy en dia,se acepta del todo desde primera persona! de que murio el héroe? VIVA LA EPILEPSIA!
ResponderEliminarBienvenida "anónima"! Vivan los epilépticos no la epilepsia ¿no?
ResponderEliminarLos niños pueden ser muy dañinos pero también muy buenos y comprensivos, depende mucho de los valores que fomenten sus maestros en clase. Aparte, M. se hacía querer.
Murió por algo relacionado con el cerebro, no puedo decirte con precisión porque habían pasado años ya desde que fue mi compañero y había perdido su pista.
Me alegro que te haya gustado la vivencia que compartí con tod@s vosotr@s. Me encanta tener el testimonio de una persona que padece la enfermedad. Mucho ánimo y espero que seas feliz en tu vida. Gracias por comentar, un saludo!