El pasado a veces nos acerca recuerdos a modo de materiales turbios, sedimentos que tratamos de disimular en nuestra conciencia y que sellamos con la repugnante autocomplacencia. Es necesario provocar terremotos que te ayuden a identificar esos errores o injusticias cometidas.
El tema del bullying, o acoso escolar, se pone de moda cuando algún medio publica el suicidio de algún adolescente superado por la presión a la que se veía sometid@ en su centro escolar.

Si hacemos el ejercicio de recordar nuestro paso por el colegio y el instituto, no nos será difícil recordar situaciones injustas que cometimos o padecimos. El común denominador suele ser la lucha por formar parte del grupo, por llamar la atención. EL reparto de roles en el grupo de iguales lleva consigo despreciar a todo el que no quiere formar parte de ese grupo, o que simplemente le es impedido a causa de alguna diferencia que le hace parecer un bicho raro. La diferencia la puede marcar un simple rasgo físico que se convierte en la excusa perfecta para denigrarle... (gafas -> gafotas; estatura pequeña -> enan@...) Otro rasgo diferenciador puede ser un retraso en el aprendizaje (tontit@), un carácter introvertido (autista, bicho raro) o por tener diferentes gustos y aficiones a las que son aceptadas por el grupo-base. Un último tipo de ser señalado en la clase es el homosexual (aceitoso, marica, bollera...).
Se me revuelven las tripas con esos sedimentos de odio, de daño gratuito, de macabra burla. Mi posición o rol de liderazgo en primaria y de respeto en secundaria evitaron que yo sufriera cualquier tipo de marginación. Siempre tuve facilidad para relacionarme y caer bien a la gente. Pero fui cómplice de muchos atropellos, daños morales que habrán tenido secuelas en esas personas diferentes. Distint@s, al igual que más adelante me he sentido y he buscado ser yo, de la misma manera en que lo somos tod@s.
En los primeros cursos de primaria fui baluarte protector de un compañero que tenía dificultades de aprendizaje y motóricas por problemas de corazón. Sus padres me adoraban porque su hijo les contaba que yo siempre sacaba la cara por él y me enfrentaba con el que osara a meterse con mi amigo.
Pero después ¿dónde se fueron esos buenos sentimientos y esa lucha por las causas justas? Joder, me reí de insultos homófobos, me guasee de gente que no se había metido conmigo nunca y estaba al corriente de persecuciones a compañer@s en las que nunca participé pero ,ahora entiendo, que favorecí con mi silencio. No me vale de nada que en ocasiones dijera, - ¡os estáis pasando! Podría haber sido mucho peor, y que esa presión hubiera explotado en un suceso definitivo (ya que traumático seguro que ha habido alguno). ¿Qué totalitarios complejos nos arrastran a ser así?
Por ello, creo una de las mayores lacras del sistema educativo, por encima del fracaso escolar, es el tema del acoso a la/ al diferente. Pienso que pese a existir diversas tribus, nacionalidades y diferencias externas e internas de los alumnos y la heterogeneidad sea algo común, el peligro a la exclusión está siempre latente. Por ello es necesario el método preventivo. Toda la Primaria y los cursos iniciales de Secundaria son el momento crítico.
Un sistema educativo no uniformador, que valore y respete las diferencias, las distintas maneras en las que puede contribuir a la sociedad un individuo, que señale y aísle al maltratador. De alguna manera, creemos que todos tenemos que saber defendernos en la jungla social y no tiene porque ser así. No todas las personas tienen que ser fuertes, solamente tienen que ser personas.
Bastante complicado es ser adolescente y más en los tiempos que vivimos. Enseñemos a luchar contra el YO desde pequeños, que sepan que el respeto y la defensa de la libertad de la/del otr@ es lo más grande que podríamos lograr. Alcanzar la Humanidad autoproclamada de una vez por todas.
No estuve a la altura. Lo siento.
Hace mucho que no os llevo al cine y por ello os acerco el cortometraje "Different" que hace reflexionar sobre la homofobia.