Oh Delibes, nuestro Miguel,
cuán grande es nuestra deuda para contigo,
cuán alargada tu figura,
cuán prolongado tu legado.
Oh Delibes, nuestro maestro,
nos enseñaste a cuidar las palabras,
a amar el campo castellano,
y muchas otras cosas, destacando de entre ellas,
la grandeza de la humildad.
Oh Delibes, nuestro escritor,
teñiste nuestra tierra de sabiduría con tu tinta,
dibujaste nuestra geografía con tus palabras,
acentuaste nuestros rasgos de identidad,
teatralizaste nuestras miserias,
cazaste nuestros sentimientos,
y describiste nuestra realidad.
Oh Delibes, nuestro paisano,
el recuerdo de ti por la ciudad se ha multiplicado,
el huérfano Campo Grande por ti ha llorado,
a nuestro imaginario colectivo has pasado,
y la inmortalidad, el alma de tu obra ha alcanzado.
Valladolid siempre ha sabido apreciar a este gran escritor, que era, además, una excelente persona.
ResponderEliminarEmotivo homenaje, compañero.
Un homenaje precioso, Daviblio, como vallisoletano que eres no podría esperar menos de ti.
ResponderEliminarYo, de entre sus obras me he leído algunas novelas y relatos, destacando el grato recuerdo que guardo sobre "La sombra del ciprés es alargada".
De sus obras dedicadas a la caza no me he leído nada y no sé si llegaré a hacerlo, es que es un tema que no me llama mucho la atención, pero bueno, no se puede decir nunca de este agua no beberé.
¡Un abrazo!
Muy emotivo y además estoy de acuerdo con el comentario anterior, tenía pinta de buena gente.
ResponderEliminarBesos.
Es cierto garitilla, aquí se valora muy mucho la figura de Delibes, algo por otra parte totalmente merecido.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya parecido emotiva mi alabanza.
Un beso!
Gracias por tu agradables palabras Fátima.
ResponderEliminarNo hace falta leer toda la obra de un autor para captar su esencia, creo.
Yo tampoco soy aficionado de la caza, pero es un tema muy ligado al campo, a la Castilla interior, a su propia vida, y un autor que escribe sobre aquello que conoce es más fácil que pueda transmitir, porque es algo de raza, de sentimiento.
Un beso!
Mira Elysa...tuve la suerte de cruzarme alguna vez con él por el Campo Grande (parque romántico en el corazón de Valladolid), siendo niño y algo más mayor, y era muy humilde y accesible, alguien admirable. Conozco a uno de sus hijos (Germán, me dio clase) y a alguno de sus nietos. Son buena gente y con grandes valores. Su hijo Miguel, el biólogo, es una eminencia en el mundo de lo natural.
ResponderEliminarUn beso!
Buena entrada. Creo que cuando muera te encargare mi glosa.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Carlos. Ese trabajo sería muy complicado, porque seguro que no te gustaría, te levantarías y me dirías ¡pues vaya mierda que has escrito!
ResponderEliminarConserva ese humor negro imperecedero.
Un saludo!
Grande Delibes. Me quedo con 5 horas con Mario. Una verdadera obra maestra. Lo que más me alegra es que al menos a este insigne escritor también se le reconoció en vida. :-)
ResponderEliminarDabiblio: por mi parte también quedas contratado como epitafista (¿existe esa palabra?) aunque con la mala vida que llevas, seguro que te sobrevivo. Besos. :-P
Sería una de las pocas profesiones que me falten por desarrollar de una u otra manera. Ya estoy pensando en sacar rédito, pero mis versos prosaicos, en forma de alabanza, no tienen ningún futuro, o eso me parece...
ResponderEliminarYo también pienso que me vas a sobrevivir, pero por una amiga soy capaz de resucitar un ratillo para dedicarte un epitafio a la altura. Espero que las frases, progres, hacia ti dedicadas, no estuvieran muy desfasadas por el paso del tiempo.
Descanse en paz amiga, besos.
Me gusta mucho Delibes. Hace ya muchos años empecé con El príncipe destronado. La tengo que releer a ver que me parece ahora, sé que entonces me encantó y me llamó la atención. Después, Cinco horas con Mario. También la vi representada por Lola Herrera. Soberbia. Hace poco leí Los santos inocentes. Me dejó impactada por su crudeza, su lenguaje, una bofetada de realidad que me resulta difícil asimilar. En lista de espera tengo ahora Las Ratas.
ResponderEliminar¡Qué suerte haberlo conocido!