7 de diciembre de 2010

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Luces y sombras de la última Constitución



Una de las familias de palabras más rimbombantes en la retórica de la clase política es la referida a la Constitución. De esta manera encontramos variadas expresiones, “se remite a la Constitución”, “al amparo de la Constitución”, “una medida anticonstitucional”, “sujeto al marco constitucional”, “símbolo anticonstitucional”… Así hasta la saciedad. Dotan a la Constitución española de 1978 de un carácter cuasi-divino. Esa legitimidad cala en nuestro ideario, en nuestras reflexiones y opiniones personales.

Esta Oda a nuestra “Ley de leyes” está amparada en una valoración general muy positiva de su proceso de gestación, en la coyuntura de la “gloriosa” Transición a la democracia, en la que la Carta Magna sería el mayor hito. El espíritu de consenso, la figura política de Suárez, la sociedad y la política parecían encontrar un mismo rumbo…

Si somos capaces de escapar de esa atmósfera solemne podemos ser críticos con su contenido:
  • El modelo de organización territorial. Sin duda alguna uno de los principales problemas de nuestro país, estuvo muy en duda y la salida final se me antoja muy política y poco clara. El Estado de las Autonomías fue un intento de contentar a todos, quedando un sentido muy abierto, muy interpretable. La progresiva adquisición de Autonomía por las diferentes Comunidades históricas es un tema que, sabemos, está siempre en el candelero.  En su favor he de decir que cualquier decisión diferente hubiera sido también problemática.
  • Por otro lado, no tuvo en cuenta la posible crisis del Estado de bienestar (sólo teóricamente resuelta con la firma de los Pactos de Toledo).
  • Por último, decir que “el horizonte utópico” (parafraseando a Elías Díaz) de la Constitución, los principios de “derecho al trabajo” y “derecho a una vivienda digna” (utilización del suelo de acuerdo con el interés general…) suenan, cada vez más, a mofa

¿Podríamos decir que nuestros dirigentes son los verdaderos anticonstitucionales? Se llenan la boca de decir “vivimos en un Estado de Derecho” y yo quisiera saber para cuándo un Estado “de Hecho”.

Finalmente, quisiera manifestar que no entiendo el  “rasgarse las vestiduras” ante un posible cambio de Constitución. Los tiempos cambian y toda obra se vuelve obsoleta. No quiero que se vuelva a ese cretino juego de la “Constitución de Partido” decimonónico, pero, debemos aceptar que, llegará el día que se necesite reformar el habitáculo de esa vivienda legal que debería acogernos a todos, más pronto que tarde. 

Pese a todo lo mencionado, celebro aquel 6 de diciembre de 1978.

Espero que termine bien vuestro puente Constitucional.
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6 comentarios:

  1. Hola, Daviblio, por primera vez me he sentido un poco perdida leyendo tu entrada, no por tu forma de expresarte ni de redactar ni por nada semejante, sino porque yo todavía no sé qué es la Constitución en sí y tampoco he reunido el valor suficiente para leerme algo de tal complejidad, quiero decir que es una vocablo que todo el mundo utiliza frecuentemente y que a mi juicio tiene miles de significados interpretables.

    Si la Constitución es un conjunto de leyes fundamentales de un Estado, creo que estas leyes, desde que se hicieron (ya ha llovido desde entonces), podrían modificarse más amenudo y ampliar o añadir más artículos... ¿No lo crees así?

    Un beso muy grande, y espero no parecer más ignorante de lo que soy en estos temas.

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  2. Yo tampoco entiendo ese miedo tan tremendo, la verdad.La Constitución puede, debe, ser modificada, y no pasa nada de nada. Da la sensación de que aquí todo está cogido por los pelos y si se toca...
    Un beso,

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  3. Tienes razón Fátima, es un término complejo, y además nos encargamos de enrevesarlo más. Pero no sólo es el conjunto de leyes fundamentales, aparte de ser un texto jurídico-político, es un texto que recoge los valores de la comunidad.

    Claro que puede y debe modificarse. Eso es lo que critico, el nivel divino que le otorgamos. La sociedad es un ente (a mi parecer) en perpetua construcción. Aunque a día de hoy pudiera parecer en destrucción :)

    Un beso y gracias por opinar. Si yo tuviera que entender de lo tuyo para dejar comentarios, no podría comentar tu blog.

    Siempre eres bienvenida y tomada en consideración.

    Un beso!

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  4. Has visto Carmen, te he parafraseado "puede y debe" modificarse. Eso me pasa por leeros con tanta atención. Somos de la misma opinión...

    ¿No te sirvió mi explicación del mito de Indra contra Vrtra?
    Una gran lectora como tú no puede cerrar los ojos a la grandiosidad del relato hindú.
    Tus admirados británicos quedaron estupefactos al conocer el poder religioso-cultural de su India.

    Un beso!

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  5. La verdad que hay cosas que chocan como, bien dices, aquello de "indisoluble unidad de la nación española" seguido de "la autonomía de las nacionalidades". Además del hecho de que una vive en una Comunidad Foral y no en una Comunidad Autónoma.
    Lo que está claro es que fue fruto de un momento histórico, que resultó bastante bien porque consiguió contentar a todos gracias a la ambigüedad en ciertos temas pero no creo que la sociedad y menos la clase política haya evolucionado para cambiar ciertas cosas tremendamente polémicas aún hoy.
    Ni siquiera cambian la sucesión a la corona, algo que tendría más consenso porque pienso yo que tienen miedo de la movida de disolver las Cortes y ¡a ver que va a pasar! y alguien les quita algún sillón.
    ¡Qué sabe nadie!

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  6. Somos como las madres que dicen mi niño es el más guapo y listo... ¡pues no! Nuestra Constitución flojea y podría ser mejorada si existiese la voluntad necesaria para ello, pero eso es más difícil.

    Sigue disfrutando de tus privilegios forales, un beso!

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Pesa las opiniones, no las cuentes.