Recién llegado de mi viaje a lo rural para la vendimia familiar y sin un tema decidido para escribir aquí, quiero improvisar un poco con el título a modo de juego de palabras que se me ha ocurrido.
Cada vez estoy más convencido de lo títeres que somos de nuestra genética, cultura ancestral y de los condicionantes externos en nuestras vidas. Pues bien, es algo común entre las personas que suelen llamar "de bien" el prometerse a sí mismas el intento de ser cada día mejores personas. En ese propósito que suele ser sincero en numerosas ocasiones se cruza la experiencia. El pasar de una hoja de calendario nos añade vivencias y bagaje experimental en la vida. Se suceden los desengaños, también las divergencias en nuestras relaciones sociales, se sufren las puñaladas traperas de gente tóxica de nuestro alrededor e incluso la indiferencia puede hacernos daño emocional. Todo unido a un contexto vital que no favorece, que copa de nubarrones el cielo allí donde posas tus, cada vez menos firmes, pasos. La luz en ilusiones primaverales y veraniegas quedan engullidas en un túnel de oscuridad. El viento que precede a la tormenta nos vuelve más vulnerables si cabe. Es la época en que las personas depresivas caen al pozo una tras otra.
Te cortas con la navaja al intentar atrapar ese fabuloso racimo. Te tropiezas portando el canasto de uva y derramas todo lo que llevabas dentro de aquel. Ese cansino volador insecto no deja de perseguirte con su zumbido, acariciando tu sudor e incrementando tu nerviosismo. Te llevas una zarza, marcando tus piernas.
Es impresionante el colorido en la recogida de uva. El aroma, el silencio. Aquellos rayos de sol que resisten contra el calendario. La ayuda de ese paisano que está ahí cuando lo necesitas para dejarte aquel utensilio que has echado en falta, o para arrimar su hombro de manera generosa y desinteresada. Una conversación con un anciano oriundo del lugar. Adoro el poder estar lleno de suciedad limpia, suciedad de campo.
Me encanta poderme sobreponer a todos aquellos problemas... ¿cuáles eran?
Siempre he querido ir a una vendimia. Me parece un trabajo hermoso, duro y que nos hace contactar con la tierra, ese lugar que permite mantenernos vivos, tras nuestros alimentos diarios.
ResponderEliminarSaludos
No está mal. Sobre todo si las cepas son de tus antepasados y el vino lo va a disfrutar la familia. Creo que así sabe mejor el duro trabajo. Aunque he de reconocer que nosotros tenemos poquito y no es tan duro. En día y medio lo hemos ventilado.
EliminarSaludos Claudia S.!
Pelín otoñal te veo.
ResponderEliminarEn mi caso además del contacto con la tierra, también me cura todos los males una copita de vino (o dos). Eso sí que eleva el espíritu. Jiji!
En el mío no. No sé si por respeto a mis padres desde pequeño o que, pero nunca he bebido vino familiar.
EliminarUn beso alto LolaSh!
Estoy como Claudia: siempre he querido ir a una vendimia. Una vendimia de las de verdad, con viñedos que con la luz del atardecer se tiñen de esa calidez naranja que aparece en la primera foto (¿es tuya? es preciosa). Hace años que algunos hablan de volver al campo, al pueblo, a ese estilo de vida. Hace años me parecía algo utópico y aburrido, pero ahora cada vez me parece más posible. Me parece maravillosa esa idea de la suciedad limpia del campo, dice muchísimas cosas. Aunque no haya ido nunca a una vendimia, gracias por acercarme una.
ResponderEliminarUn beso recién arrancado del racimo
No es mía la foto, pero podía haber tirado alguna incluso más chula (aunque con menos gente). La mezcla de tonos verdosos y marrones es muy amplia y hermosa.
EliminarYo he ido a pocas, no te creas. Hay otra recolección a la que no fallo (quiera o no quiera) y llega en Navidades. Este año me propongo escribir una digna entrada sobre ella.
Un abrazo concentrado, como las uvas en el racimo.
Es verdad que pasar un rato o unos días en el campo es una buena forma de escapar de la realidad. Y sí aún nos adentramos en alguna de sus actividades agrícolas ya es lo mejor para el estrés, para olvidarnos de todo y el cansancio es duro pero nada comparado con el agotamiento mental que acumulamos cada día.
ResponderEliminarBesotes
Se para el tiempo, no necesitas más que controlar que la salida y la puesta de sol. Me estoy dando cuenta de que me gusta mucho más trabajar en el campo de lo que pensaba de pequeño.
EliminarBien explicado Margaramon, besotes!
Hola!!, te escribo desde el blog literario
ResponderEliminarLa Biblioteca de la Morgue,
un blog en el que podrás encontrar reseñas literarias, críticas de películas, concursos y muchas secciones más, ¿Te unes?. Yo te sigo desde ya. Espero que te guste mi espacio ^^
¡Nos leemos!
Bisous
La Biblioteca de la Morgue
Eso está hecho. Gracias y bienvenida.
EliminarSaludos!
A mí se me olvidan los problemas y la mala uva que tengo sobre todo cuando viajo a otras ciudades, escucho buena música (buena para mí, claro, que sobre gustos no hay nada escrito) o pinto por amor al arte lo que me place... Es una forma de evadirse que a mí al menos me da resultado.
ResponderEliminarEn cuanto a la vendimia, nunca he asistido a una ni he participado, cuando mis abuelos por parte materna tenía aún algún campillo con viñedos yo era una cría y los dejaron por imposible debido al clima manchego, así que se dedicaron exclusivamente a los olivos, que esos están mejor adaptados al terreno alcarreño.
¡Un besazo y a disfrutar de esos momentos de desconexión total!
Ay los olivos...
EliminarViajar es un gran placer, desde luego.
Un besazo agradecido y rural, Fátima!
Voy a tener una cuadrilla numerosa y excepcional el año que viene. Mi padre se va a poner muy contento, jajaj.
ResponderEliminarLuego al atardecer nos tomamos todos las que sean, para entre risas olvidarnos de la mala uva.
Un beso, temporera valenciana.
Sé de la vendimia por mis padres y abuelos, ellos solían ir a Francia, y aun a pesar de lo duro que podía resultar, siempre lo recuerdan como algo bello y con gran satisfacción…
ResponderEliminarPor otro lado decirte que me ha encantado tu post…es buenísimo ;-)
Bsazo amigo!, siempre un placer visitarte…muackss!!
http://curhatz.blogspot.com/ : nice photo
ResponderEliminarYo, si acaso me dedico a preparar la comida y la cena y eso, no es por nada, pero ya no está mi cuerpo para esos trabajos. Aunque tengo muy buenos recuerdos de un par de veces que participé, un poco torpe, pero bueno.
ResponderEliminarBesitos
Hola Daviblio, la vida sin "más ni menos", es lo que he entendido. Con mejor o peor mala uva, pero con todas las sorpresas -vendimia- nos depara. Un canto a la vida, a la dulzura de sus frutos a la esperanzade su "cura"
ResponderEliminargulp! (desde mis nuevas aguas frias)
Bueno, hay que vivir lo que viene con el mejor talante ¿no?
ResponderEliminarPor cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita