30 años ya del último intento de Golpe de Estado, aquella tarde en que se puso a prueba la transición a la democracia española.
Su propósito, la involución. Nada novedoso en la Historia Contemporánea española. El pretorianismo ha sido una de las características más destacadas de los dos siglos pasados. El poder Militar siempre sintió una supremacía sobre el Civil, y esta fue la última vez que así lo puso de manifiesto. En aquellos tiempos, el terrorismo turbulento y la opción del Estado de las Autonomías fueron algunas de las causas del descontento incipiente de algunos mandos del ejército.
Más allá de los nombres propios del suceso del 23-F me gustaría recordar la sensación que dejó en la sociedad española y su proyección histórica. El fallido intento golpista supuso la comprobación de la vulnerabilidad de lo Civil y de esa Democracia en pañales, amorfa. La moraleja que ha quedado arraigada en la clase política y en el resto de la sociedad es la necesidad de preservar eso tan frágil, la Democracia, que en estas tres décadas ha ido tomando forma, consolidándose, con sus logros y sus fracasos. Tiempos decisivos en los que el rumbo de la nación podría haber sido distinto, o tal vez no.
Ahora vemos como numerosos países viven tiempos parecidos, revueltos, intentos democratizadores que tendrán diferentes resultados, diferentes protagonistas y alternando medios pacíficos y violentos, pero que de igual manera mantendrán a sus habitantes con el corazón en un puño, en esos días inciertos.
Pese a todo lo crítico que he conformado mi entender a lo largo de mi ciclo vital, he de admitir que estoy bastante orgulloso de lo que ha prosperado mi país desde aquellas fechas, sobretodo en el ámbito de mentalidades, tan importante, por la peligrosidad que conllevaban pensamientos extremistas tan habituales en nuestra historia reciente, y tan fuera de lo común, aislados (menos mal), en la actualidad.
Casi todo se aborda dentro del juego político, o ni siquiera se abordan cuestiones fundamentales (la política como títere de los mercados económicos)...
Si se destierra por fin el terrorismo de ETA, tendremos vía libre para poder afrontar el otro gran problema heredado, el del modelo de Estado (la cuestión de las Autonomías...) y para intentar equiparar esa madurez del poder Civil con una estructura económico-social que pueda asegurar esos horizontes ideales de nuestra Constitución. (véase derecho al trabajo, a una vivienda digna, igualdad...)
¿Cómo recordáis aquella noche de transistores?
La verdad, con miedo, me pilló en el cine, en el centro de Valencia, estaba sola, y nos sacaron a trompicones, para poder cerrarlo. Ni taxis ni autobuses para volver a casa, tuve que andar unos cuantos kilómetros, asustada cada vez que me paraban desde algún vehiculo militar. En casa rompiendo papeles, vivía con nosotros un excombatiente de la Guerra Civil y de la 2º Guerra Mundial, o sea … tremendo, pero cuando escuché al Rey, no sé porque pensé: esto se soluciona, este país no tiene ganas de volver a la oscuridad.
ResponderEliminar¡Vaya testimonio, Elysa!
ResponderEliminarPara el que no lo sepa, Valencia fue uno de los lugares dónde más intensamente se vivieron los hechos, Milán del Bosch sacó los tanques a la calle y declaró el Estado de Excepción, sumándose al intento golpista.
Tu comentario parece de película, y es que la realidad supera la ficción.
Verdaderamente impresionante. Para los que teníamos apenas meses entonces, todas estas vivencias nos resultan increíbles. No sé si todos lo de treinta y meno valoran verdaderamente lo que ganamos y lo que tenemos.
ResponderEliminarSaludos.
Estoy de acuerdo en que hay que valorar, pero también considerar que es un proceso abierto y con posibilidades de mejora.
ResponderEliminarSeguro que un porcentaje de menores de 30 años sabe valorarlo, no hay que desprestigiar al joven por joven. Otra cosa es que haya mucha cabeza hueca, pero no toda la culpa es del sujeto...
Un abrazo gente del garito!
Pues yo no te puedo contar mi vivencia personal puesto que por aquel entonces todavía no había nacido; este año cumplo 28... jejeje!
ResponderEliminarPero tengo recopilado en mi memoria cómo lo vivieron mis abuelos y mis padres, que me lo han contado muchas veces, sobre todo cuando se cumplen años de este golpe de estado, hasta guardaron un periódico de la época con el suceso y lo tengo a buen recaudo.
¡Un saludo!
Yo, aunque un pelín mayor que Fátima (tenía 3 años entonces), tampoco fui consciente de lo que pasaba. Pero mis padres también me han contado cómo lo vivieron al igual que los abuelos también nos contaron cosas de la guerra.
ResponderEliminarNo nos podemos olvidar de nuestra historia y menos de nuestra historia reciente porque aunque yo no lo haya vivido, forma parte del momento actual en el que nos encontramos y forma parte de la historia y vivencias de mi familia. Yo soy heredera de ello.
Muy importante, queridas amigas Fátima y LolaSh eso de saber escuchar a nuestros mayores, recibir esos pedazos de historia oral mezclados con sentimientos, que forman parte de su recuerdo. No podemos olvidar el camino que han recorrido nuestras anteriores generaciones, para lograr todo aquello en lo que hoy a veces ni sabemos valorar.
ResponderEliminarSaludos!